CONSULTORÍA EN ORGANIZACIÓN DE EMPRESAS
Todo intento
de reorganización de una empresa tiene un objetivo: mejorar la
gestión. Puede decirse entonces que el intento lleva, dentro de
ciertos parámetros (tamaño de la empresa, recursos, situación
de la misma, etc.) a iniciar el camino de la búsqueda de la excelencia,
es decir a tratar de ser cada día mejor.
Para ello
debemos tener presentes ciertos principios:
Para tener
en cuenta estos principios debemos trabajar primero con los recursos
humanos, capacitando con constancia, insistiendo para fijar los
conceptos. Convenciendo a los responsables de cada sector de la
importancia de la planificación de los trabajos, de la planificación
de las necesidades de los recursos para dichos trabajos, de la
programación y del control.
Trabajar
con los empleados para instalarles la idea de la mejora continua
en sus tareas, de la importancia del autocontrol y de la necesidad
de la empresa de controlar tiempos, uso de los recursos, cuidado
de los mismos y calidad. Mejorar el funcionamiento del equipo
producción-administración mediante la planificación y el control,
optimizando la comunicación. Implementar un sistema de costos
por, verificando periódicamente la rentabilidad.
Hacer un
seguimiento de las compras y de las contrataciones. Verificar
posibles desviaciones entre lo presupuestado y la realidad.
Todo lo
expuesto implica un intenso trabajo de concientización de los
recursos humanos, tendiente a neutralizar la natural “resistencia
al cambio”. El primer paso para una reorganización es contar con
un diagnóstico global, consciente y formal de la empresa. No olvidemos
que una de las principales amenazas a la eficiencia de una empresa
proviene de una situación de prosperidad prolongada de éxitos
continuos.
En esos
casos, los responsables “bajan la guardia” y no se preocupan por
investigar si hay algo que no funciona como es debido. Por otra
parte, el diagnóstico debe ser periódico, ya que constituye la
única forma de medir el comportamiento de la empresa a través
del tiempo.
EL DIAGNÓSTICO EN LA EMPRESA
El diagnóstico
debe ser realizado siguiendo un enfoque básicamente estratégico.
Debe construirse sobre las siguientes premisas:
1.-
Permanencia: Las empresas se establecen y gestionan con
la intención de que sigan funcionando y operando durante muchos
años.
2.-
Dimensión de futuro: El presente de una empresa es sólo
útil como base para el futuro.
3.- Objetivos:
Para lograr una eficaz gestión de esa dimensión de futuro,
es necesario que sus empresarios establezcan con claridad los
objetivos de la organización; es decir:
¿Qué
pretendemos para nuestra empresa? ¿Cómo deseamos que sea dentro
de tres, cinco o más años?
En resumen,
¿dónde queremos llegar?,
4.- Diagnóstico:
Antes de fijar los objetivos (¿dónde vamos?) tengo que saber:
¿dónde estamos? Es decir disponer de un diagnóstico de la situación
actual que debe responder a dos preguntas: a) ¿qué somos, con
qué contamos? Y b) ¿qué podemos hacer?.
5.- Estratégias:
Una vez establecidos los objetivos (dónde vamos?), es necesario
determinar cuáles son las mejores formas de llegar a ellos, lo
que implica a) la determinación de cuáles son las estrategias
que, en función de los objetivos, debe seguir la empresa y b)
la implantación de dichas estrategias.
6.-Retroalimentación:
Una vez implantadas las estrategias, los empresarios deben disponer
de un mecanismo de control que les permita cerciorarse de que
se está transitando el camino correcto para alcanzar los objetivos.
La eficaz gestión de una empresa constituye un ciclo dinámico,
contínuo, que se alimenta a sí mismo.